Histèria siberiana
Dos joves descobreixen, vint-i-cinc anys després d'haver estat amics a l'escola, que la cançó que escoltaven amb devoció, South of the Border, de Nat King Cole, no parla d'un paradís al sud de la frontera, sinó just de Mèxic. No hi ha més paradisos que els perduts? Al sud de la frontera no hi ha res, i més enllà del sol, tampoc, com diu Shimamoto:
«Imagínatelo: eres un campesino y vives solo en los páramos de Siberia. Trabajas la tierra un día tras otro. A tu alrededor, hasta donde alcanza la vista, no hay nada. El horizonte al norte; el horizonte al este; el horizonte al sur; el horizonte al oeste. Nada más. Todos los días, cuando el sol sube por el este, vas al campo a trabajar. Cuando alcanza el cenit, descansas y comes. Cuando se oculta tras el horizonte, al oeste, vuelves a casa y duermes. [...]. A fuerza de mirar, día tras día, cómo el sol se eleva por el este, cruza el cielo y se hunde por el oeste, algo, dentro de ti, se quiebra y muere. Y tú arrojas el arado al suelo y, con la mente en blanco, emprendes el camino hacia el oeste. Hacia el oeste de sol. Y sigues andando como un poseso, día tras día, sin comer ni beber, hasta que te derrumbas y mueres. Esto es lo que se llama histeria siberiana».
És una magnífica novel·la de Haruki Murakami sobre l'home modern, perdut entre aquestes dues referències geogràfiques: Al sur de la frontera, al oeste del sol. Barcelona: Tusquets (2003).